Con
la publicación de “El gobierno de Pedro P. Peña y otros escritos” se completa
la trilogía de análisis histórico y político del Paraguay a inicios del siglo
XX, legada por el joven autor Luis María Duarte (1).
A
partir de la deposición del presidente Manuel Gondra en enero de 1911, mediante
el golpe militar liderado por su Ministro de Guerra Albino Jara, la facción
radical del Partido Liberal fue desplazada del poder, aunque sin perder su
capacidad operativa. En esa ocasión, las desmesuras y tropelías de Jara en el
sillón presidencial inquietaron a sus propios aliados políticos, quienes lo
convencieron que renuncie el 5 de julio de 1911, con la promesa de ser electo
para el periodo 1914/1918. En consecuencia, el congreso designa a Liberato
Rojas como presidente y surge una tercera facción en el partido liberal: el
jarismo.
En
aquella convulsionada etapa política el gobierno de Rojas, quien se sostenía
mediante un voluble pacto entre liberales cívicos, gubernistas y el Partido
Colorado, se vio obligado a enfrentar dos levantamientos armados en el sur del
país.
En
octubre de 1911, luego de un breve exilio en Buenos Aires, Jara se ubica
clandestinamente en Itapúa logrando la adhesión de importantes columnas del
ejército con el propósito de marchar sobre Asunción para retomar el poder. En
enero de 1912, un ejército revolucionario comandado por Gondra y Eduardo
Schaerer ocupaba Pilar con el mismo propósito.
La
inestable situación se tornó aún más aguda con la renuncia de dos ministros del
Gabinete de Rojas, Francisco L. Bareiro, de Hacienda y Cipriano Ibáñez, de Guerra
y Marina, quienes se pasaron a las filas revolucionarias del coronel Jara.
Así
estaban las cosas cuando el 26 de febrero de 1912 fallece el líder del Partido
Colorado, Bernardino Caballero. Este vacío dirigencial sumado a la caótica
situación nacional, motivó a los dirigentes republicanos a copar el gobierno,
con lo cual Rojas presentó su renuncia a la primera magistratura por tercera
vez, la cual es aceptada por el Congreso el día 29. Duarte nos relata que en
aquella sesión se
produjo un hecho extremamente llamativo. El mayor Eugenio Garay, sin ser
miembro del cuerpo legislativo, interrumpió la sesión desde la barra
proponiendo el nombre del doctor Pedro P. Peña para su elección como nuevo Jefe
de Estado (2). Cabe apuntar que
Garay comandaba un piquete de infantería
armado con fusiles “Mauser” apostado en los corredores de entrada de la sede
legislativa (3). Peña fue electo presidente con 14 votos de 20
congresistas presentes.
Reflexionando,
el autor nos dice que: Dentro de aquel proceso se puede notar también un patrón
de comportamiento que fue casi tradicional en los dos partidos históricos del
Paraguay. A lo largo de su historia, el Partido Colorado fue el partido de las
conspiraciones y golpes de palacio, mientras que el Partido Liberal fue el
partido de las revueltas y los levantamientos cívico-militares. Algún sentido
hay en esto. El Partido Colorado, tal como lo expresa su propio manifiesto
fundacional, fue siempre el partido del orden, de la “paz y respeto a las
instituciones”. A pesar de recurrir a tácticas poco ortodoxas para acceder al
poder, siempre lo hacía dentro de ciertas reglas y manteniéndose dentro de
cierto orden establecido. El Partido Liberal, por su parte, más afecto a la
libertad, terminó con actitudes y tácticas un tanto más desordenadas o hasta
anárquicas, instigando revueltas y sediciones de todo tipo. También es cierto
que el Colorado fue iniciado y desarrollado como partido de gobierno y buscó
siempre formar parte del mismo fuese como fuese como objetivo central de sus
acciones, mientras que el Liberal lo fue de oposición y tuvo como principal eje
de su acción política la contestación y reacción. (4)
De
esta manera, se configura el retorno al poder del Partido Colorado durante un
breve paréntesis de 22 días, desde el inicio del periodo liberal en 1904.
Finalmente Peña fue depuesto por las armas, con lo cual el radicalismo liberal
logra imponerse sobre el civiquismo y el jarismo, siendo Albino Jara herido en
batalla, falleciendo el 15 de mayo de 1912 en Paraguarí.
Luis María Duarte González, en una de sus misiones electorales en Medio Oriente
Otros escritos
El libro contiene tres partes según su contenido:
“Paraguay a inicios del siglo XX. A 100 años de la Independencia Nacional”, “22
días. El breve gobierno de Pedro P. Peña” e “Historia, Política y Diplomacia”.
De esta última parte, donde se encuentran temas de
actualidad, se destaca el artículo “Proyección internacional y crecimiento
económico en el Paraguay”, donde el autor deja claras impresiones sobre la
posibilidad de que el Paraguay adopte una diplomacia proactiva en lugar de la tradición
conservadora en términos de relaciones internacionales. Duarte aboga a favor de
la adopción de un nuevo paradigma: primero la proyección externa y después el
crecimiento.
Según el autor, debe ser considerada una mayor proyección internacional
pues: Hoy por hoy, y más aun teniendo en
cuenta el sentido con que la región viene desarrollando su proceso de
integración, más política que económica y dentro de un esquema totalmente ideologizado,
es esencial para el Paraguay lograr una utilización efectiva de las instancias
diplomáticas, así como un aprovechamiento de las opciones que hoy ofrecen las relaciones
internacionales.
Para
ello, una de las primeras barreras que deben ser derribadas es aquella que se
instaló en el imaginario colectivo, respecto a que las relaciones
internacionales están determinadas exclusivamente por factores económicos. Primero,
para un país como el Paraguay con poca oferta y diversidad económica, basar de
esta manera su proyección externa le reduce totalmente el campo de acción.
Segundo, para una nación pequeña, cuya inserción internacional es aún reducida,
son los lazos políticos los que permitirán una posterior agenda económica y
comercial. (5)
Consecuentemente,
en otro artículo el autor ofrece su perspectiva con respecto a la participación
paraguaya en el Mercosur, explicando sus realidades para luego referir a la
proyección externa del país, su relación con el proceso de integración y sus
posibilidades en el ámbito mundial actual. Se explica aquí que una diferencia
determinante con los demás países del Mercosur consiste en que sus políticas de
relaciones internaciones son muy diferentes a las del Paraguay.
En congruencia con su
argumento de la diplomacia proactiva, en este libro Luis María nos ofrece un
último trabajo titulado “Marruecos y el Sahara Occidental: su relación con la
proyección exterior del Paraguay”.
A cinco años de la
partida de Luis María, la bibliografía paraguaya se ve acrecentada con su obra hoy
presente, en que además de los análisis históricos, nos expone sus ideas propias
e intenciones políticas con miras a la superación del Paraguay que conoció.
Hermes Ramos D.
Notas:
1 Fue publicado póstumamente por la editorial Intercontinental:
“José Irala. Política y diplomacia paraguaya a principios del siglo XX” (2014)
y “Política y diplomacia durante el gobierno de Liberato Rojas” (2016). Luis
María Duarte cumplía su tercera misión como observador electoral y analista
político a cargo del National Democractic Institute en Kabul, Afghanistán,
cuando el 20 de marzo de 2014 un ataque terrorista cegó su vida.
2 Duarte, Luis María. El gobierno de Pedro P. Peña y otros
escritos. Intercontinental. Asunción. 2019. Pág. 154
3 Op. cit. Pág. 152
4 Op. cit. Pág. 144.
5 Op. cit. Pág. 249.