En diciembre de 1988 agrupaciones
políticas, sociales, gremiales y estudiantiles actuaron en consecuencia a la
realidad nacional y decidieron que para celebrar el 40° aniversario de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, debían realizar la “Marcha por
la vida”. La propaganda de este evento organizado por la Convergencia Nacional por los Derechos Humanos decía: "El 10 de
diciembre, marchemos por la vida... Participá, sin vos no cambia nada".
Sin embargo,
tal movilización implicaba una reacción del gobierno y de sus adláteres. Habiéndose
notificado a la autoridad competente la intención de realizar el evento, la institución
contestó: Ante la presentación al
Ministerio del Interior de una nota en la que se informa sobre la intención de
realizar una marcha pública, al término de la misa, el día sábado 10 de los
corrientes a las 11.45 horas, desde la Catedral Metropolitana, hasta un local
ubicado en Estrella esquina Chile de esta capital (1) y hallándose este Ministerio en
conocimiento de que elementos agitadores y personas de conocida militancia y
participación en movimientos y actos subversivos, que con frecuencia pretenden
alterar el orden público y quebrantar el ambiente de paz que vive la República,
intentarán en esa ocasión provocar disturbios y generar actos de violencia, el
Ministerio del Interior comunica que se ha impartido las instrucciones
pertinentes para impedir la realización de la referida marcha pública, conforme
a disposiciones de la Constitución Nacional y las leyes referentes a la
preservación del orden público, la seguridad de las personas y sus bienes y la
prevención de delitos (2). El ministro Sabino A. Montanaro agregó luego que
se ha presentado un petitorio de una tal
Convergencia Nacional por los Derechos Humanos que no sabemos quiénes son ni a
quiénes representan, son nombres de políticos conocidos, fanáticos enemigos del
Partido Colorado y del gobierno del presidente Stroessner (3). La
marcha no se va a realizar, no se va a permitir. Le podemos asegurar eso.
Tenemos los medios persuasivos para atajar (4).
Ante esto, la Convergencia emitió un
comunicado diciendo que el gobierno fue ciego y sordo para entender el claro
sentido de la nota. Las instrucciones del Ministerio del Interior para impedir
la marcha constituyen de hecho un acto de violencia contra la libertad de
expresión garantizada por la Constitución Nacional. La comunicación del
Ministerio del Interior de que se han impartido las instrucciones pertinentes
para impedir la realización de la Marcha por la vida se fundamenta en
argumentos falsos. De efectivizarse ‘las instrucciones’ dadas por el Ministerio
del Interior, hacemos responsable al Gobierno por la violencia y los daños que
en consecuencia sufran los pacíficos ciudadanos que marcharán ese día. Nos
reafirmamos en la decisión de llevar adelante todos los actos programados para
el día 10 de diciembre de 1988, en ejercicio de un legítimo derecho
constitucional y en cumplimiento del insoslayable deber moral de defender la
dignidad humana (5). Miguel A.
Saguier, uno de los organizadores de la marcha, explicó que sencillamente nos dijeron que no conocían a
la persona que suscribía la nota y que por ese motivo parecería que no le van a
dar curso a esa presentación. Aparentemente solo pueden ejercer el derecho
constitucional de peticionar a las autoridades personas que son conocidas por
el señor ministro. Pero de cualquier forma, nosotros cumplimos con nuestro
propósito de dejar en claro que esta marcha es una marcha legal, pacífica, con
fines lícitos. A pesar de la falta de autorización, la Convergencia decidió
continuar con el plan de la marcha.
Se asumieron las posiciones y la
confrontación pasaría de la retórica a lo físico. Con el objeto de preservar el
orden y defender la paz en la República, las fuerzas policiales procedieron a
la detención de referentes de la oposición. En fecha 6 de diciembre la Policía impide el
acceso al Centro Cultural Juan de Salazar donde iba a proyectarse un video
sobre manifestaciones populares del ’86 y ’87 (6), auspiciada por la
Coordinadora de Entidades de Derechos Humanos del Paraguay. Fueron detenidos
Ligia Prieto de Centurión, Darío Portillo, Domingo Laíno, Juan Manuel Benítez
Florentín, Elsa Mereles y Luis Guanes. La medida también alcanzó a Armando y
María Ligia Centurión Prieto, hijos de Ligia Prieto en el Cuartel Central de la
Policía, a donde fueron a interesarse por los detenidos. Al día siguiente, en
Caacupé se detuvo a Oscar Acosta, secretario general del Sindicato de
Periodistas del Paraguay y corresponsal de Radio Cáritas.
El entonces ministro de Justicia y Trabajo, J.
Eugenio Jacquet, al ser requerido por las detenciones contestó: Estas personas están detenidas por
alteración al orden público, en preparación de un acto provocativo que no tiene
razón alguna y con un planteamiento equivocado en cuanto a sus actividades.
Sobre los periodistas Oscar Acosta y Edilberto Vargas: también son cabecillas, están involucrados en esto. Los hemos recogido
a todos de tal suerte que el cuerpo sin la cabeza entonces no funcione. Yo creo
que serán liberados mañana o pasado mañana, pero hay que atender bien que el
cuerpo sin la cabeza no anda. (7). Se llegó al día 10 con un total de 35
detenidos (8) , cuyos varones se encontraban en la Guardia de Seguridad,
mientras que las mujeres fueron destinadas a la Comisaría 12° de Trinidad.
La
marcha
El
sábado 10 la Policía acordonó la zona de la Catedral metropolitana impidiendo
el acceso. Aun así, la misa se realizó con presencia de pocos sacerdotes y
religiosas. Ante esto y de manera a evitar la contención policial, la
movilización consistió en concentraciones simultáneas en diferentes puntos del
centro de la ciudad, compuesta por ciudadanos citados a cierta hora, quienes se
agruparon repentinamente. Sin embargo la represión no se pudo evitar y se
registró violencia entre la Policía y los manifestantes en Independencia
Nacional y Pte. Franco, Tacuary y Herrera, Yegros y Fulgencio R. Moreno,
Nuestra Señora de la Asunción y Gral. Díaz, Manuel Domínguez y Yegros y en las
plazas “Independencia” y de “Los Héroes”. Los medios de la época señalan que
las manifestaciones fueron secundadas espontáneamente por la ciudadanía. Al
final de la jornada se registraron más de 30 detenidos, de los cuales los
últimos tres fueron liberados el 23 de diciembre.
Distintos testimonios eran
publicados por la prensa en los días siguientes. Montanaro: habíamos comprobado que se trataba de grupos
totalmente desconocidos, grupos de gente que no milita o está en oposiciones
irregulares; y porque estábamos seguros que se iba alterar el orden público, en
defensa de la paz y la tranquilidad de la República, se evitó la realización de
esa marcha, con lo cual el gobierno ganó, el pueblo paraguayo ganó y la
sociedad paraguaya no corre el riesgo de peligro con motivo de la tentativa de
la marcha (9). Por su parte,
Euclides Acevedo: ha sido un gran éxito,
no solamente como un flash propagandístico, sino porque sobre todo los dirigentes
pudieron comprobar el nivel de conciencia democrática que tiene la sociedad
paraguaya. Se han constatado el espíritu de lucha y la gran solidaridad. En este caso se puede indicar que el éxito
existió por medio de ese propio pueblo, de ese ciudadano a quien nos debemos y
a quien debemos lo que somos. Sin ninguna duda el arco de solidaridad que se ha
creado ha sido consecuencia de la competencia profesional e idoneidad de los
medios de comunicación, lo cual refleja que sin un periodismo que refleje la
realidad, va a ser muy difícil administrar el proceso histórico (10). Intentada o consumada aquella marcha, treinta
años después, hoy la podemos señalar como una elocuente muestra de unidad social
en oposición al régimen cuyo final estaba cada vez más cerca.
Hermes Ramos
1 Sede
de las Naciones Unidas.
2 Diario
Noticias del 6/12/88. Pág. 14.
3 Ídem.
4 Diario
Noticias del 7/12/88 Pág. 9.
5 Diario
Noticias del 6/12/88. Pág. 14.
6 Se trataba del
filme “Proceso de cambio” producido por el Comité de Iglesias.
7 Diario
Noticias del 10/12/88 Pág. 10.
8
Fueron presentados varios recursos de hábeas corpus en favor de los detenidos,
entre quienes se encontraban políticos del PLRA, PRF y MOPOCO, además de
dirigentes gremiales y sociales.
9 HOY
del 14/12/88 Pág. 9.
10
Diario Noticias del 12/12/88 Pág. 9